Por: Ernesto Facho Rojas
Cualquier gran hotel tiene un fantasma. ¿Por qué?
Demonios, la gente viene y va...
Stephen King, (1977). El Resplandor
En una ocasión,
Stephen King se vio obligado a pasar una larga temporada encerrado en un
hotel. El autor refiere que por momentos sus hijos llegaron a colmar su
paciencia. Lejos de convertir dicha adversidad en un drama, como cualquier
artista, decidió aprovecharla y preparar la nueva trama de su libro. Así, en
1977 es que publica una obra de culto, El
Resplandor, novela que tiene su versión cinematográfica gracias al ingenio
de Stanley Kubrick.
El libro narra la historia de una familia cuyo padre está buscando un
empleo. Su nombre es Jack Torrance y, en ocasiones, tiene unos ataques de ira
incontrolables. Es así que perdió su trabajo anterior de maestro, ya que había
golpeado a uno de sus estudiantes. Al ingresar al Overlook, es recibido por uno
de los empleados y obtiene el puesto de guardián del hotel, pues en época de
invierno la nevada tornaba inaccesibles los caminos que llevaban a ese más que
misterioso lugar. Junto a su familia debe cuidar el hotel hasta que, terminado
el invierno, retornen los dueños a reabrir el negocio para recibir nuevos
huéspedes.
Jack, acompañado solo de su esposa Wendy y su hijo Danny, empiezan una
convivencia provistos de todos los alimentos y comodidades propios de ese lugar
gigantesco, lujoso y asilado por la
nieve, donde en otro tiempo se hospedaron personajes como los Vanderbilt, los
Rockefeller, los Astor y los Du Pont y en cuya suite presidencial se alojaron
exmandatarios como Wilson, Harding, Roosevelt y Nixon.
Pero el hotel, un escenario-personaje al estilo de las historias de Edgar
Allan Poe (verbigracia: La caída de la
Casa Usher), esconde un macabro misterio, pues de alguna manera está
maldito por una serie de asesinatos perpetrados allí en años anteriores. Esto
es lo que conecta al principio con Danny (quien tiene el don de El Resplandor, o
sea, es un médium) y más tarde con el mismo Jack Torrance, pero en condición de
un peligroso poseso.
Danny Lloyd es quien da vida a Danny Torrance en el filme de Kubrick |
Confieso que, al igual que con IT, caí en las redes oscuras de este libro
gracias a la gigantesca e hipnotizante maquinaria comercial de la película Doctor Sueño, parte II de esta misma historia (aquí Danny ya está grande y maneja
mejor el hecho de esplender). Sin embargo, he notado la valía del texto en
cuanto a que conserva, al puro estilo de Mr. King, escenas llenas de tensión,
apoyadas en historias populares. Mientras que en IT nos vende la historia de un
Guasón más sanguinario, aquí en varias páginas se cuelga de la historia de Barba Azul, un cuento
infantil donde también se esconde un secreto detrás de una puerta que nadie debe
abrir. Esta es la diabólica habitación 217 donde se encuentra “La señora
muerta”, un ente maligno que aprovecha las condiciones de clarividente de Danny
para atormentarlo y herirlo.
«—Entré —contó
[Danny]—. Robé la llave maestra y entré. Era como si no pudiera contenerme.
Tenía que saber. Y ella... la señora... estaba en la bañera. Estaba muerta,
toda hinchada. Estaba des... desnu... no tenía puesta nada de ropa —con aire
lamentable, miró a su madre—. Y empezó a levantarse y quería atacarme. Yo lo
sé, porque lo sentía.»
"El resplandor" es una novela colmada de apariciones de fantasmas |
Otra muestra de los demonios de aquel hotel embrujado que me parece
pertinente citar son los gigantescos setos que tenían forma de animales, como
parte de la decoración en la zona infantil del hotel: «Danny, con su vista de
lince, alcanzaba a distinguir un conejo, un perro, un caballo, una vaca y otros
tres, más grandes, que parecían leones retozando.» Y como en este lugar se
respira miedo y terror puro y hasta las mangueras toman forma de serpientes, es
que encontramos el siguiente fragmento que me ha parecido bastante logrado, no
solo por la infartante persecución, sino por la estética con que son descritos
los monstruos amenazantes:
«Cuando volvió
a mirar hacia atrás, el león delantero estaba apenas a un metro y medio de él.
Con una mueca. La boca abierta, las grupas tensas como la cuerda de un reloj.
Por detrás de él y de los otros leones alcanzó a ver al conejo, que ahora
también asomaba fuera de la nieve la cabeza, de un verde brillante, como si se
hubiera despojado de su horrenda máscara inexpresiva para ver el final de la
cacería.»
La novela pudo ser más intensa, más directa, más King, pero el autor de
Carrie quiso darle espacio a la lenta metamorfosis de Jack, quien poco a poco,
requerido por las fuerzas oscuras del hotel, va personificando la voz del Overlook
a través de este señor, un escritor frustrado que en todo momento trata de
terminar una obra de teatro. A diferencia de varios de sus demás libros,
podemos apreciar en este asalto literario con pretensiones de profundidad
psicológica (a mi parecer, innecesarias), un final satisfactorio, donde el
narrador vierte toda esa energía orgásmica acumulada con la tensión y el
suspense de las páginas anteriores.
Stephen King, autor de "El resplandor", denominado "El rey del terror" por sus seguidores |
En otras palabras, el Rey del Terror esta vez nos deja servidos de un
gran final.
En cuanto a los desaciertos,
el roque (deporte que equivale al croquet) es un tema que ocupa demasiadas
páginas para justificar una persecución por parte de Jack Torrance a su
familia, pues, a diferencia de la versión cinematográfica no se utiliza un
hacha, sino el mazo típico del deporte aludido: «El mazo volvió a bajar con
mortífera, sibilante celeridad, y se le hundió en el vientre. Wendy gritó,
súbitamente hundida en un océano de dolor.»
Pero Kubrick, en términos generales, le da un poco más de brillo a ese
resplandor concebido por King, pues vuelve más ágil la historia y, en el
camino, sacrifica al personaje de Wendy. Esta ya no tiene el mismo coraje de
una amazona como en el libro, dispuesta a dar la vida por su hijo: en la
película, solo encontramos a una mujer de rostro alargado que se la pasa
gritando aterrada.
Y mientras me digo que prefiero mil veces el final logrado por King, me
pregunto si alguien más, en estos días de confinamiento, esplende como estos personajes torturados por la locura del
encierro.
Chiclayo, 23 de abril de
2020
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