domingo, 9 de febrero de 2020

Los villanos somos nosotros - La Industria (9/ 02/ 2020)

Joaquin Phoenix contra la macabra industria de la carne

«Realmente el hombre es el rey de las bestias, porque su brutalidad excede la de ellas. Vivimos de la muerte de otros, somos como cementerios andantes. Llegará el momento en que el hombre verá el asesinato de los animales como ahora ve el asesinato de los hombres.»
Leonardo da Vinci

El año pasado, Joaquin Phoenix fue quien encarnó al icónico villano de DC: The Joker.

Por: Ernesto Facho Rojas

Hacinados en un remolque, con el mismo terror y sufrimiento de un hombre condenado a muerte, decenas de cerdos son conducidos a un matadero de Los Ángeles.
Entre el sonoro y doloroso gruñido de los puercos —animales mucho más listos que los perros, incluso más inteligentes que un niño promedio de tres años— se abre paso un conjunto de personas con carteles y pancartas de letras vistosas, cuyo fin es consolar a estos pequeñines que sufren los últimos minutos de su vida antes de ser degollados macabramente. 
Se trata de una pig vigils realizada por un grupo de activistas. Y entre ellos, aparece un hombre que se distingue no solo por su elegancia sino que es, además, quien dio vida al icónico villano en The Joker (2019). Su nombre es Joaquin Phoenix y, hace unos minutos, ha recibido el Premio del Sindicato de Actores (SAG).
Pero él no ha querido celebrar junto con las demás estrellas. Saliendo del evento, vestido con el mismo traje de la ceremonia, se ha unido a los demás activistas para darle de beber agua a los cerdos que tiemblan de miedo ante la proximidad de la muerte.
Contrario a su papel como Arthur Fleck (el Guasón de Todd Phillips), en  la vida real no aparece para perpetrar asesinatos ni causar baños de sangre en las calles, sino que intenta detenerlos. Sí, Joaquin Phoenix de 45 años y natural de Estados Unidos, en realidad tiene los nobles ideales de un héroe.
Por ello recibió de manos de la organización por los derechos de los animales más grande del mundo, People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), el galardón de la Persona del Año 2019, en honor a su «bondad y el respeto por todos los seres sintientes.»
Tanto es el compromiso con la vida de los animales y con el medio ambiente (recordemos que la industria ganadera es responsable del 14,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero) que dicho artista no consume otro tipo de comida que no sea la de su propio huerto, el mismo que el actor trabaja con gran beneplácito como un pasatiempo.
  Cuando a Phoenix se le ha preguntado por su indesmayable activismo en aras del respeto de la vida animal, ha contestado:
«Para mí es obvio. No quiero causar dolor a otro ser vivo empático. No quiero quitarle sus bebés. No quiero obligarlos a estar encerrados y cebados solo para ser sacrificados. Es absurdo y barbárico. No entiendo cómo podemos ser testigos de ello sin que nos afecte.»
Hace unas semanas, como parte de su campaña de sensibilización, fue imagen de unas gigantescas pancartas de la asociación PETA «promoviendo el antiespecismo», las cuales estaban ubicadas en el Time Square de Nueva York. Allí se podía apreciar la siguiente leyenda: «Todos somos animales».

El actor es un entusiasta activista que usa su imagen para dar un mensaje de respeto a la vida animal. 

Pero, entonces, ¿qué motivos existen para dejar de consumir carne?
El reconocido portal ECOOSFERA, en resumen, dice que es mucho mejor una dieta vegetariana porque:
1.      No podemos tener la seguridad de la frescura de la carne, teniendo en cuenta si esta es importada.
2.      Ha existido casos de productos cárnicos donde se han encontrado rastros de carne de caballo. Es decir, en ocasiones, no tenemos la seguridad del tipo de carne que estamos consumiendo.
3.      Se usa un «cóctel mortal de químicos», a los que corresponden «vacunas, analgésicos y hormonas del crecimiento», además del gas de monóxido de carbono que se utiliza para mantener los productos frescos.
4.      Los billones de animales producen ingentes cantidades de metano y los dos tercios del amoniaco del planeta.
5.      Y, sobre todo, el maltrato animal: «Muchos de los animales que son criados siguiendo la producción en masa están enfermos, son miserables y viven y mueren enjaulados —vidas innegablemente antinaturales—.»
Respecto a este último punto, debemos mencionar que parte del activismo de Phoenix consiste en participar en documentales. «Dominion» (2018), por ejemplo, con la voz de este artista nominado a los Premios Oscar a Mejor Actor, devela monstruosamente la realidad de los mataderos de Australia. A través de drones, activistas furtivos y cámaras encubiertas, muestran cómo las empresas, dadas las cantidades industriales de producción, no pueden cumplir con las normas «humanitarias» que existen para eliminar a los animales en los mataderos. Desde cerdos viviendo toda su vida sepultados en corrales con heces hasta las rodillas, pasado por gallinas degolladas después de ser introducidas en agua electrificada, hasta conejos a los cuales se les arranca el pelaje estando conscientes cada tres meses. Y es que trasquilarlos no garantiza que «la piel de conejo» vuelva a crecer como antes.
Pero hay cosas más brutales aun. Y si ver el documental completo, disponible en YouTube gratuitamente, nos deja sin aliento y con los nervios destrozados, no queremos imaginar el infierno que atraviesan los animales de granja a diario, mientras usted sostiene el periódico.
Pero Joaquín no está solo. En el sitio web mencionado unas líneas arriba también podemos encontrar el material de otro activista vegano que entra en polémicas discusiones con adultos carnívoros de a pie, a quienes en varias ocasiones logra sensibilizar hasta las lágrimas con material filmográfico sobre las insufribles torturas que atraviesan los animales rumbo al matadero. Su nombre es Ed Winters y defiende su posición afirmando lo siguiente:

Ed Winters, activista, cineasta y profesor británico de los derechos de los animales, cuyos pensamientos han sido citados en este artículo.  

«¿Son mis papilas gustativas más importantes que la vida de un animal? ¿Cómo justifico moralmente quitar la vida a un animal si es innecesario? (…) Siempre me ha resultado extraña esta hipocresía moral en la sociedad donde vemos algunos animales de forma diferente a otros animales. ¿Por qué?
»¿Por qué a tantos de nosotros nos enfada y nos molesta la idea de herir y matar a un perro, pero nos reímos de aquellos que se enfadan y se molestan ante la idea de matar a un cerdo, una vaca, un pollo? (…) Todos piensan, todos sienten, todos pueden sufrir, todos pueden mostrar compasión y recibir compasión (…)
»¿Por qué el proceso por el cual la carne y los productos animales terminan en tu plato te arruina la comida? Si estuvieras naturalmente programado para comer animales serías capaz no solo de ver cómo se matan, serías capaz de matarlos tú mismo. Y, sin embargo, nosotros sentimos lo contrario a hambre cuando vemos animales siendo matados.»

Esta situación, esta lucha apasionante que desata el señor Phoenix frente a los tenebrosos y oscuros tentáculos de la industria de la carne, desarrolla de alguna manera un papel antagónico frente a su personaje: The Joker.
Y habrá algunos que establezcan un paralelo entre dos locuras, pues por un lado hay un demente que en la ficción quiere ver arder el mundo, mientras que el otro quiere salvarlo, pretendiendo que el hombre contemporáneo deje de comer carne, lo cual también resulta un proyecto utópico; por ende, también una «locura».
Ya tocando el tema de los hombres insanos y los personajes de ficción y los idealistas, diremos que Miguel de Unamuno afirmó que necesariamente Cervantes tuvo que plasmar «sus anhelos», lo íntimo de sus entrañas a través de la figura de un loco (El Quijote), según él «para que se nos disculpe nuestro heroísmo».
Pero Phoenix no es un personaje ni finge estar loco ni quiere que le perdonen nada. Ha tenido la suficiente valentía para dar la cara y pronunciarse respecto a esta problemática, usando su imagen ahora en boga, para denunciar los abusos inhumanos contra los animales, a quienes algunos hombres entendidos de las ciencias ocultas llaman «nuestros hermanos menores».
Sin duda alguna, este clamor del Príncipe de los Veganos ya está teniendo su resonancia. Este domingo 9 de febrero, al igual que en los Globos de Oro, se volvió a aceptar la sugerencia de Phoenix para que la academia agasaje a sus ilustres invitados con un menú vegano.

Por su destacada participación en el filme de Todd Phillips, Phoenix es uno de los favoritos a merecer el Oscar a Mejor Actor. 

Es decir, hoy en los Premios Oscar nadie comerá carne.
Sirva, pues, el testimonio de aquel hombre para difundir este mensaje humanitario entre los mismos seres humanos: respetar la vida de los animales.
¿Cuánto tiempo pasará, entonces, para que no esperemos con insano placer los cadáveres de un pollo o un cerdo en nuestros platos?
Tal vez evitando comer animales dejemos poco a poco nuestro lado salvaje, nuestra mitad animal.

jueves, 6 de febrero de 2020

La música erótica de Rubén Darío



Por: Ernesto Facho Rojas



Octavio Paz dijo: «Cuando la ola del romanticismo se retira, el paisaje es desolador: la literatura española oscila entre la oratoria y la charla, la Academia y el café.» Aquel movimiento ya estaba completamente explotado por autores como Zorrilla, Espronceda, Bécquer y otros tantos. Todos ellos españoles. Recordemos que las tendencias literarias empezaban en Europa (el Romanticismo no fue la excepción). Sin embargo, aunque esta afirmación no es del todo rotunda, hubo un movimiento iniciado por autores del nuevo continente, el cual llegó a tener una resonancia sin antecedentes. Hago la salvedad porque el movimiento Modernista se alimentó de las letras francesas. Se le acusaba al padre de esta escuela de un «galicismo mental» pero también se le aplaudió revivir formas clásicas extintas hasta ese entonces y hacer triunfar ritmos europeos en nuestra lengua hispana. Estamos refiriéndonos pues a la figura principal de este grupo, cuyos primeros ecos tienen asilo en Latinoamérica: Rubén Darío, bautizado como Félix Rubén García Sarmiento. Él había adoptado dicho seudónimo pues tuvo un abuelo llamado Darío con el que se identificaba a toda la familia. Por eso ellos eran «los Darío». Y Rubén también lo fue: Rubén Darío.
Pero… ¿qué es el Modernismo? Si Rubén pudiera abandonar la tumba y presentarse ante nosotros, diría lo mismo que él afirmó en vida: «El Modernismo no es otra cosa que el verso y la prosa castellanos pasados por el fino tamiz del buen verso y de la buena prosa franceses.» Así pues, esta escuela literaria consiste en un refinamiento narcisista y aristocrático del verso; tuvo profunda renovación estética del lenguaje donde encontramos los temas de la nostalgia, la tristeza, el exotismo, esa evasión del mundo material, el cosmopolitismo y sobre todo mucho erotismo. Esto último, tratado con un «anhelo de trascendencia en el éxtasis».



Y fue tan poderoso el aleteo del cisne en la Tierra que tuvo representantes en diversos países. Ellos defendían sus valores de rebeldía y culto a la belleza, a pesar de que los antiguos poetas rechazan toda actitud contra las formas convencionales de rimar. Tenemos a los poetas Ángel Estrada y Leopoldo Lugones (Argentina), José Martí (Cuba), Manuel Gutiérrez Nájera (México), Clemente Palma –prosa- y José Santos Chocano (Perú), Enrique Gómez Carrillo (Guatemala), Pedro Prado (Chile), José Asunción Silva (Colombia), así como Arturo Borja (Ecuador) y Manuel Díaz Rodríguez (Venezuela). Todos ellos al tanto de las nuevas publicaciones de Rubén, quien fue considerado como «El domador de Ritmos», «El indio divino» por su impronta en la poesía con experimentos de acentos y voces europeas con gran éxito para el pueblo. Rubén mismo decía que la forma es lo que toca a las masas. Y él lo logró. Y no sólo a las masas, sino también a los grandes doctores del verso español, quienes ocupaban el lugar de maestros y dictaban las nuevas tendencias en cuanto al arte y la literatura en particular.
Muy pocos hasta ese entonces se habían atrevido a mostrar la sensualidad y la sexualidad como él en su literatura. La sociedad era muy conservadora y hablar de esos temas era muy vergonzoso para personas refinadas. Darío, sin dejar la pulcritud en el decir, lanzó su verso como un meteoro lleno de honestidad y música. Habló de Leda y el cisne; de los Centauros que se llevaban a las mujeres de Diana, la cazadora, quienes eran «propicias al culto fálico»; de la «plural historia» de su corazón, pues en su obra no se reconoció a un único amor. Incluso, deja el tono estrictamente romántico: Deja de ver a la musa inspiradora y reclama a la hembra que hay que penetrar. Asimismo, dadas las condiciones de una sociedad donde es necesario trabajar para progresar, él decide la contemplación y el ocio. En conclusión, podemos decir que Rubén Darío no sólo desechó los conceptos de la poesía española, sino que también trasgredió la moral del siglo diecinueve en cuanto a literatura y le dio más valor a la poesía como producto espiritual, antes que a cualquier fin utilitario.
Este gran movimiento se fue alimentando en el interior de su creador a través de  voces como las de Zorrilla, Campoamor, Núñez de Arce, Ventura de la Vega. Más adelante el «poeta niño» tendría como ejemplo a Víctor Hugo, y a los parnasianos Théophile Gautier, Catulle Mendès,  José María de Heredia y sobre todo a Paul Verlaine. De ellos obtuvo la música y ese refinamiento estético, el matiz francés junto al galicismo mental del que se le acusaba. Su vocabulario era uno de los más ricos puesto que no descuidaba los campos semánticos. Se esmeraba en utilizar palabras que toquen al lector con un ritmo inesperado, llenándolo de colores insólitos mediante su repertorio. Darío destacó por el uso de términos como: «jazmines», «nelumbos», «dalias», «crisantemos», «lotos», «magnolias», «ágata», «rubí», «topacio», «esmeralda», «diamante», «gema», «seda», «porcelana», «mármol», «armiño», «alabastro», todas ellas palabras seleccionadas con un especial cuidado y dejándolo libre del «pensar bajo» que criticaba. Así llegaron a nutrirse de una frescura jovial las letras de América Latina y nadie pensaba en torcerle el cuello al cisne, como propuso luego Enrique Gonzáles Martínez.



Se suele mencionar al libro «Azul» como el inicio del Modernismo, aunque donde podemos leer a esta tendencia estética de ritmos y seres mitológicos es en «Prosas profanas». Allí Darío empleó versos eneasílabos (9 sílabas métricas), el dodecasílabo (12 sílabas métricas), y el famoso alejandrino de catorce sílabas, al cual le dio un trato especial. Este consistía en el manejo de las cesuras o las pausas. Lo más usual era introducir una pausa al terminar una idea, o por lo menos una frase. Él quiso colocar estratégica y caprichosamente  esa cesura entre un artículo y un sustantivo, entre un sustantivo y un adjetivo o en medio de una palabra.
Como una muestra de esa música tan mencionada en este artículo, cito, para deleite de los lectores un fragmento de un poema del libro «Prosas profanas». Usted podrá encontrar el texto completo con el nombre de “Marcha Triunfal”. Ahora, muy querido y apreciado lector, lo reto a ponerse de pie, tomar aire, mucho aire (sin levantar los hombros como hacen los cantantes) y leer las siguientes líneas evitando la melodía. Es decir, tratando de ser monótonos en los acentos.

Obviamente aquello resulta imposible. Todos terminan cantando cuando leen versos modernistas. Empecemos:

¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines.
La espada se anuncia con vivo reflejo;
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.
Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas
Minervas y Martes,
los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus
largas trompetas,
la gloria solemne de los estandartes
llevados por las manos robustas de heroicos atletas (...

O el muy musical «Sonatina», donde se manifiesta al ideal romántico afrancesado en ambientes reales:




¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno mar.

El Modernismo no solo vive en los antiguos salones de Versalles, en la fuente de Diana o en los cuernos de Pan, símbolos de la poesía de Rubén. El líder de este movimiento decía que la poesía está en las cosas viejas. Y eso me hizo pensar que la novedad la estaba sofocando. Que ya no había música ni ideales. Porque a eso nos arrastra la sociedad actual y sus horarios complejos. La verdadera poesía pues, se salva y permanece en el corazón de todos los seres humanos que sobreviven con un ideal o un sueño de libertad y amor universal. En el que divaga ebrio de locura (y no de alcohol) en sus alegres ficciones y toma aire de las mismas para volver y combatir este mundo lleno de sueños muertos, de números y asesinos. Así pues, estas lecturas nos liberan por un instante de todas esas calamidades. Por eso existe la Poesía.
Y cada quien tendrá sus propias razones para buscarla y encontrarse.




Facho Rojas, Ernesto (8 de marzo de 2015). La música erótica de Rubén Darío. Suplemento Dominical- La Industria, pp.10-11